Comentario crítico – Lengua castellana y literatura


El artículo del periódico “El País” tiene como asunto central la tecnología (el nuevo opio del pueblo) y su efecto contaminante. El autor, Julio Llamazares, alega en un tono decidido que en la actualidad la sociedad está caracterizada por su estupidez, algo que ya decían Albert Einstein y Sartre en el pasado.



                La toxicomanía sigue presente en nuestras ciudades a pesar de que la etapa de los ochenta en España sucedió hace mucho tiempo, porque parece inconcebible la idea de una urbe sin una ciudadanía que adore llenar su cuerpo y su mente de distracciones que hagan más mal que bien. Es entendible que el autor estire el dedo índice y, a continuación, señale la estupidez latente en el ser humano, aunque también podría hablarse de vagancia o cobardía.

                Por otra parte, la acusación que se hace puede resultar demasiado dura, puesto que los hombres y las mujeres (y otres) no somos seres perfectos. «Tontos son los que hacen tonterías», se afirmaba en la película “Forrest Gump” (1994), y es innegable que hay quien ha sabido darle un buen uso al nuevo mundo que se avecina: “Youtubers”, “bloggers”, “instagramers”... y un montón de anglicismos más son la prueba de que la gente puede sacarle mucho provecho a los aparatos tecnológicos y a las redes sociales, pero no hay que dejar de tener en cuenta que todo abuso es malo.

                Los gobernantes, los que mandan, según ejemplifica Llamazares, se plantearon medidas para reducir la contaminación de Madrid causada por el tráfico, ya que los niveles rozaban los límites de peligrosidad. ¿Por qué no haberlo hecho antes? La respuesta es muy sencilla: Porque esto no interesó hasta que el ganado pudo verse afectado, dejando así de ser apto para su explotación y consumo. Hay soluciones que no se plantean debido a que las cuestiones a las que responden no son de interés para el ganadero.

                Cualquiera que tenga dos dedos de frente debería cuidarse del exceso de NO2, del pan y el circo que constantemente se ofrece, y de los medios electrónicos tóxicos de los que dispone la gran mayoría, o el futuro no será difícil de prever: Personas (de cualquier género) sentadas en sillas flotantes en una nave espacial mientras un pequeño y sucio robot, enamorado de otro llamado Eva, trata de encontrar a este y entregarle como prueba de su amor una planta, la última existente en la Tierra, que quedó destruida tiempo atrás a causa de la estupidez humana.




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