Cadáver exquisito II

        Cuando estoy en la casa de mi padre vivo aislada del mundo (por lo menos así es cómo se siente). Es durante esta semana cuando mi creatividad se eleva como Laurids en Nosotros, los ahogados, un libro que estoy leyendo y cuya autoría recae en el escritor danés Carsten Jensen. Por consiguiente, si estoy con mi madre, en el centro de la ciudad y sin conexión a Internet, caigo a la tierra de nuevo tras haberle visto el culo a San Pedro, y no es habitual entonces dedicarse a actividades artísticas.

        Con la compañía del sonido de la televisión que mi padre se niega a apagar ni un momento para que el piso no esté en silencio, hoy he pedido a algunos de mis contactos de Whatsapp que me escribieran una oración. Con el conjunto de seis de ellas se ha creado el siguiente extenso cadáver exquisito:

Dime una frase de al menos ocho palabras.
Iria tiene una bañera muy grande de color blanco.
Las salchichas australianas son menos saladas que las de Júpiter.
Cuarenta y dos es la respuesta a la vida, al universo y a todo lo demás.
Según "El nombre del viento" se necesitan solamente siete.
Decidme una oración de al menos ocho palabras.
Decidme una oración de al menos ocho palabras.
Tengo que pensar demasiado para contestar a tu petición.

        No ha salido como esperaba, y eso me gusta. El siguiente paso es usar mi nueva tableta gráfica, en cuyo uso soy completamente inexperta, para hacer un dibujo que englobe el significado de este cadáver en su totalidad.



        Muchas gracias a Nee, Antía, Yago, Manuel, Marta, Dani, Krena y a mamá.

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