cuento - EL NARRADOR
"El narrador" es la obra nunca escrita de la que más orgullosa estoy. Próximamente, durante el curso 2017-2018, escribiré la novela que tengo planeada, hasta entonces, compartiré aquí, por partes, el cuento breve que ya está terminado. Os dejo un dibujo que he hecho inspirándome en la historia:
EL NARRADOR
No sabría decir
cuánto porque dedos solo tengo tres – dos anulares y un corazón inútiles para
contar los años que, sé, han pasado – pero seguro estoy de que ha volado mucho
tiempo desde la última vez que alguien ha venido a visitarme en estas páginas.
Nunca había pensado en tener compañía otra vez, pero cierto es que me halagas,
lectora o lector, depositando esperanza en mí para entretenerte. Por eso
lamento tanto comunicarte que pierdes el tiempo buscando aquí una historia
alegre o esperanzadora, ya que no tengo más que ofrecer que un poco de tinta y
palabras tristes de un viejo solitario. En verdad quisiera darte lo que buscas
pues, en el fondo, soy uno de esos hombres que se aferran desesperadamente a la
fe, pero mi creador nunca me terminó, aunque cómo puede acabar algo alguien
incompleto, ¿verdad?.
Lo que más me duele
ahora mismo es que me dejó sin pulgares. Soy consciente de que hay cosas más
importantes, pero cómo voy a agarrar el vaso de vino (aromático y cruel) que me
tienta en la esquina del escritorio desde hace incontables décadas sin ellos.
Cómo lo bebería si no tengo boca. Cómo lo expulsaría de mi cuerpo si ni siquiera
sé que debo tener entre las piernas. Ya te he dicho que estoy incompleto. Durante
mi existencia, nunca me he considerado un hombre de pocos conocimientos pero,
en una habitación sin estanterías con libros, cómo podrías tú no considerármelo.
Me aferro al dicho que dice que quien sabe que no sabe nada, ya sabe algo.
Oh, pero no pienses
mal sobre mi persona. También tengo cualidades más allá de mis aspectos
negativos. Si tanto deseas una narración con la que puedas evadirte (pues yo no
entiendo qué otro fin pudiera tener la lectura), te contaré lo poco que sé
sobre mí.
En mis momentos de
soledad, al igual que muchas personas antes de dormir, me dedico a imaginarme
qué otras cosas podría ser. Una niña de siete años, un hurón dormilón, un
maquinista de trenes dormilón, un adulto de siete años… Esas son mis favoritas.
Adoro que mi madre me trence el pelo, dormir entre hojas otoñales, beber café
mientras admiro hermosos paisajes y vivir la vida como siempre he querido,
siendo feliz. Realmente, hay infinitas posibilidades, y es una pena que no
pueda hacerlas eternas. Para ello necesitaría que el creador me hubiera dado
algo de tinta, o hasta sangre en las venas para poder escribir, pero eso no
ocurrió ni ocurrirá, y el olvido, despacio y sin que me dé cuenta, me arrebata
cuanto tengo. No puedo explicar por qué recuerdo algunas de mis invenciones y
otras no. Sé que anteayer, por ejemplo, viví una infancia, fui una niña buena y
delgada, alta y algo enferma. Ayer era un vampiro. Es divertido empezar estas
nuevas vidas, pero no tengo la capacidad de terminarlas, y cuando amanece me
siento vacío.
Comentarios
Publicar un comentario